Juan Pablo Bernal Moncada, quién reside en el barrio la primavera,
aquí recibe atento la
capacitación de Historia Local el
resultado de su escrito presentado al Ministerio de Cultura,lleva por nombre DON JOSÉ MARÍA Y SUS COSAS.
DON JOSÉ MARÍA Y SUS COSAS
Antes de que existiese
Fuentedeoro, el de nuestros días, hacían presencia en el viejo San Antonio foráneos que llegaron de tierras de
Boyacá,
Tolima y
Huila. Se les llamó entonces a ello
colonizadores personas de diversas costumbres, oficios y trasteos, sin embargo, un solo motivo los unía:; la búsqueda de progreso y bienestar.
La pluralidad de rasgos fomentó las practicas del comercio, la actividad agrícola y ganadera, hubo quienes decidieron asentarse en el antiguo caserío o partir mucho más hacia el campo, en fin, como se decía;”Bien
pal Monte”
Una de las tantas historias que se tejió, hoy la cuenta ella donde muy temprano en la mañana en compañía de una taza de café “
cerrero” su historia la de su familia, de lo que fue y ya no está. La cita su memoria a relatar y no encuentra personaje distinto al de su padre JOSÉ MARÍA CARDONA oriundo del Chocó, de profesión policía en San
Martín de los Llanos pero de ambición verdadera por la tierra. Llego con su mujer y algunos de sus hijos dispuesto a “tumbar monte”
De aquellas cuarenta hectáreas que el mismo “
lotio” ordenado por su capitán, escogió estar cerca a un brazo del
Ariari, fértil en peces y vegetación; hoy un seco canal que se abastece con las lluvias en invierno.
La división de lotes fue igual a la cantidad de personas, unos los desmontaron para sembrar maíz y arroz, con mayor ahincó arriesgaron con el café,
frijol, verduras y productos de pan coger; algunos más trajeron sus animales y compraron “bestias “en caseríos aledaños como Granada.
Los días transcurrieron trabajando fuerte, derribar un árbol tardaba minutos como semanas, la siembra se hacia expoliando semilla en la tierra arada por un sin número de hombres. Las mujeres en los ranchos con grandes ollas de barro y ardientes estufas de leña preparaban:
gurres, lapas,
guantines o el abundante pescado de cercanías; puesto que los que la carne de res sólo se adquirió cuando desaparecieron los animales salvajes.
No solamente el tigrillo de la zona amenazaba también los temores de la violencia. Después fueron llegando plegados de
guahibos ya
occidentalizados con escopeta en mano empezaron “
marisqueando” cualquier especie que se les atravesara. No solo la mano fuerte del colono fue culpable de la extinción.
Los hijos de Don JOSÉ MARÍA, Crecieron, así como los de los
Murillo. los
Vélez, los
lascuita, sus vecinos entre el lindero que unían sus fincas, construyeron con
guayacamo el techo, esterilla las paredes y
guadua las columnas, lo que sería la primer escuela en
Zanjeraya como no tenían profesores y el Gobierno no los suplía, pagaron de a pesos a Josefina Rivera, maestra traída de San
Martín. El entonces párroco, dio bendición a la
construcción obsequiando a los niños un balón.
Los hijos de Don JOSÉ MARÍA, escuchaban noticias en un radio que heredó en sus años como agente, mientras alternaban sus mañanas colaborando con oficios de la finca y en las tardes jugando con muñecas de trapo, caballitos de palo y un improvisado tronco que hacia de pabellón.
En aquellos días era más provechoso San
Martín de los Llanos que el mismo caserío de San Antonio en donde Don José María se abastecería de pastas, aceite, drogas para los animales, machetes y petróleo en
timbós para llegar allí planeaban el viaje con algunas semanas de
anticipación, llevaba sus hijos los mayores en un viaje que iniciaba a la 4 de la mañana y culminaba hacia la media noche, la travesía era a pie.
Lo que no traía de San
Martín, era por en su finca Don José María, lo elaboraba; así de los penachos de lana tomados de cobijas y cebo de res caliente se hacían velas para las noches, un poco de ese cebo con
chipaca reemplazaban las barras pequeñas jabón rico
Palmolive, es decir, jabón de tierra.
Mientras tanto en el caserío de San Antonio se solevantaban algunas casas, nuevos habitantes llegaban y no era necesario realizar largos viajes. Don
Gregorio Gaitán, propietario del Almacén “ La
Llanerita “de oficio sastre vendía ollas, telas y botas allí Don José María conseguía el
dril y las cotizas. Los zapatos era un lujo tenerlos por esos años.
Chucho Gaitán abrió la primera panadería Don Miguel Pardo la primera tienda, Doña
Emma instalaba la primera venta de cerveza; ese mismo local serviría tiempo después como oficina de correos. Don JOSÉ MARÍA, de esta manera se comunicaba con sus familiares en
Cundinamarca y Chocó, Iban y venían cartas preguntando como estaba
Leonor, su esposa y sus hijos ;
Héctor, Jorge y
Marlen quien cuenta hoy esta historia de la memoria.
Entonces dio un ultimo sorbo a su taza, con rastro de algo preocupada dice no querer hablar más, los recuerdos de su vida en la vereda, el surgimiento del caserío y ahora su permanencia en el pueblo, o mejor aún:
FUENTEDEORO, le son suficientes por esta mañana.
Escrito por:
JUAN PABLO BERNAL MONCADA
nadaista4@hotmail.com
BARRIO LA PRIMAVERA DEL MUNICIPIO DE FUENTEDEORO