LA CEIBA, EN LA LUNA UN ICONO PARA FUENTEDEORO Y EL ARIARI.

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FOTO TOMADA POR JAIRO PARRADO.........

sábado, 4 de abril de 2015

Historia local, Horacio Chacón – Alias ‘ Minuto’ o ‘jetas’, retrato de un personaje,por Gladys Espinosa Londoño, escrito contenido en el libro 54 Años de historia memoria de Fuentededoro (Meta)

Horacio Chacon, en el vivero municipal.
Cualquier cosa puede pasar, mas su presencia nunca pasa inadvertida.  En el pueblo se le ve  ir a su trabajo como encargado el Vivero Municipal, montado en una bicicleta que, dada su estatura, le queda grande.

-¡Hola ‘Jetas’!- Le grita desde el rapaz de 7 años hasta el veterano de 70.  Para todos hay un saludo malicioso como su mirada de soslayo.  Si se trata de una mujer, tiene la facultad de convertirse en niño, retenerle y sobarle la mano, mientras le dice: -Hola chumeché.
Para los demás es: 

-¡Jí, ¿cómo achí?!
-¿Cómo ha tao?
-Bueno y antón.
Las plántulas del vivero..
Tiene 60 años; pero su apariencia, sus burlas y risas, lo hace aparecer de edad indefinida.  Unos le dicen ‘Jetas’, otros le dicen ‘Minuto’.  ‘Jetas’ por sus labios gruesos y protuberantes, incisivos superiores que semejan una joyería ya que tiene oro en cuatro de sus dientes. En una ocasión que lo llevaron a Bogotá le recomendaron que no abriera la boca porque correría el riego de que le arrancaran los dientes de oro. Él tomó tan en serio el aviso,  que sus compañeros de viaje no lo reconocieron por su actitud grave y silenciosa.  

Quienes lo llaman ‘Minuto’, dicen que es por su baja estatura,  que no supera los uno con cincuenta.  Un francés que vino al pueblo, confundido por los comentarios lo llamaba: ‘Monsieur Le Minute’ en medio de las risas del respetable público.

Prototipo del colombiano taimado y chocarrero, es bastante atrevido con las mujeres. Las mira con descaro y no vacila en piropearlas, aun en presencia de sus maridos.

De origen campesino, de Líbano, Tolima, de vez en cuando se le salen las frases: -Vusté no sabe ni lo que dice. Le gusta tocar guitarra y cantar, sobre todo en noches de luna.  Se sienta con toda su familia en el andén y empieza a interpretar toda clase de aires colombianos, mientras sus hijos lo acompañan con tamboras, baldes, tapas, charrascas, etc.  Pero no hay que decirle que interprete Los guaduales de Jorge Villamil, pues lo hace así: -Lloran, lloran los ‘guaudales’-   sin que haya la más mínima oportunidad de que atienda una corrección.


 
Afiche IV Encuentro de la Memoria Fuentedeoro.
Es además un mortal depredador de la fauna.  Armado de una escopeta de fisto, persigue especialmente armadillos y gurres, al punto de que aseguran que tiene la trompa de un gurre de tantos que se ha comido.  Si se le observa de lejos, sus facciones lo delatan lo mismo que su figura gruesa, casi sin hombros, dientes prominentes y piernas muy cortas. Visto de cerca, llama la atención su faz rubicunda, grande y alargada, ojos medianos y maliciosos, su cachucha roja, sus grandes muelas y dientes dorados que difícilmente caben en su boca.  Es todo cordialidad y chanza;  se sabe mil resabios, dichos y cuentos.  Para cualquier tema tiene sus apuntes graciosos o de doble sentido. 

Pocos resisten la tentación de hacerle bromas o de tratar,  inútilmente, de salirle adelante en picardía.  Puede decirse que se las sabe todas.  Mantiene el rictus de la sonrisa eterna.  Un amigo de él afirma: “Mi Dios le dio esas muelas como para que nunca esté serio”. 
La autora de la historia local, Galdys Espinosa Londoño da lectura a su escrito 
 Por las calles del pueblo lo ven a pie o en su bicicleta, cuidando los árboles o recogiendo semillas. Ahora es un empleado público en uso de buen retiro. 

Si uno pregunta por el personaje típico de Fuente de Oro, a muchos se les llena la boca para decir en voz alta: -¡Pues ‘Jetas’!

Organizado en unión libre y con muchos hijos.  Por estar enamorando, la esposa, después de aguantarlo por unos 36 años, protestó; pero él la ablandó con sus argumentos verbales, hablando como un niño pequeño: -¡Tranquila, Chumeché!  Sin embargo, algo grave debió de pasar, pues se le vio algo mohíno durante un tiempo. 
-¿Qué pasó, Minuto?
-La mujer que me echó y que no quiere seguir conmigo y que no y que no. 
Antes de los 15 días compró gafas oscuras, un bluyín y otra cachucha y se paseaba en una moto 80 por las calles del pueblo.  La gente preguntaba:
-Y  ¿Quién es ese ‘gomelo’?  La respuesta no pudo ser más sonora:
-¡Pues ‘Jetas’!
 
NOTA: Esta semblanza se escribió en vida del personaje, quien colaboró con generosidad y luego tuvo la oportunidad de leerla,  divertido,  al reconocerse en ella. Ahora debe estar en el cielo haciendo reír con sus gracejos a las once mil vírgenes.

  
Gladys Espinosa Londoño, en el IV Encuentro de la Memoria Dic. 5 de 2014


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